Dos anécdotas pequeñitas de esa noche:
A las 4:00 de la madrugada aparece una pareja con dos niños pequeños. Tenían reserva en el hotel, por supuesto, y les pido los DNI. La mujer no sabía si lo había traído o no.
- No se preocupe, me vale el carné de conducir, o el pasaporte. Algún documento que la identifique.
-Voy al coche, a ver si lo tengo allí.
La mujer sale y, para hacer tiempo, voy tomando los datos del marido, el cual me dice:
-Me parece muy mal que mi mujer tenga que ir al coche a las cuatro de la mañana a por el bolso.
-Disculpe señor, pero en todos los hoteles del mundo siempre se pide la documentación de todos los que se van a alojar en la habitación.
- Aquí fichándonos como si fuésemos delincuentes y los verdaderos criminales, los políticos, andan sueltos por la calle como si nada.
Y yo pensando: ¡PERO ESTO A QUÉ VIENE!
Finalmente, la señora sí que traía el DNI y todos tan felices.
El segundo suceso fue algo más tarde, a eso de las seis de la mañana. Entra una pareja de novios. Pero novios de los que se acaban de casar, con traje y todo.
-Buenos días. Tenemos una reserva.
-¿A nombre de quién?
- Fulanito
(El recepcionista busca el nombre, pero no aparace en el sistema)
- Disculpe, pero no me aparece la reserva. ¿No estará a nombre de otra persona?
- Menganita.
- Tampoco lo tengo a ese nombre... Con un tercer nombre no estará, ¿verdad?
- No
- ¿Me permite la confirmación de la reserva, por favor?
Y el novio saca el móvil. Buscando en el mail, encuentra la confirmación (por internet). Efectivamente, entraba ese día (bueno, el día antes, el 18) pero, al buscar en el sistema el número de reserva, descubro que está cancelada en nuestro sistema. Busco la reserva en papel para saber el motivo y resulta que la tarjeta que dio no era válida. Así se hizo saber a la web por la que hizo la reserva, la cual avisa al momento al cliente de que tiene que dar otra tarjeta. Al no recibir respuesta pasados varios días, y tras varias veces intentando ponernos en contacto directo con el cliente sin resultado, acabamos cancelando la reserva. Así se lo expliqué al cliente, acabando con:
-La cancelación le tuvo que haber llegado al correo.
(El cliente revisa su correo)
-Sí, aquí está.
Y se tuvieron que ir a otro hotel, porque nosotros, además, esa noche estábamos llenos. No teníamos ninguna habitación libre.
Y por eso, amiguitos, yo siempre reviso el correo, por lo menos, una vez al día.