LIBRO DE VISITAS

sábado, 5 de marzo de 2011

SURREALISMO PURO Y DURO (O CASI)

Después de la época de vacas flacas, viene la de vacas gordas. Me refiero a las anécdotas que estoy contando por este blog, y me refiero a que después de la época en la que esto estaba casi muerto, ahora me están pasando cosas todas las noches.

Veréis: ayer me pasó algo que no conté porque ya estaba editada la entrada anterior, y ya era la hora de irme a mi casa, pero lo cuento ahora, porque sin duda es lo más surrealista que me ha pasado. Eran poco antes de las siete y media (de la mañana), y llama un cliente al teléfono. Quería tabaco. "Disculpe, caballero (sí, hay que hablar así), pero la cafetería está cerrada (que es donde tenemos la máquina de tabaco), y hasta las nueve no abre". El hombre lo entiende y cuelga. A las siete y media en punto llaman al teléfono de la cafetería (del hotel, la otra cafeteria, la del tabaco, está en el restaurante que tenemos anexo al hotel). Al ver la hora pienso: "Mira, uno que quiere que se le suba el desayuno". Al no responder, pues salta la llamada al teléfono de recepción. Sí, era el cliente anterior, pidiendo tabaco. Yo le volví a responder lo mismo. "¿Y no puede usted ir a por ello?" "Pues no, porque está cerrado. Y las llaves las tienen los camareros". "¿Y usted fuma?" "No". Y si yo fumara, habría respondido lo mismo.

Pero ahí no acaba la cosa. A los diez minutos entra un señor. Mira las cámaras de seguridad, y veo que es un taxi. Pienso: "Anda, aún hay gente del grupo de parranda". Pero al ver la cara del hombre, me dio por pensar que tenía cara de taxista, y pensé entonces: "Alguno habrá pedido un taxi, y este hombre habrá estado un buen rato esperando". Se acerca a la recepción y me dice: "Buenos días. Vengo a dar un paquete de tabaco a un cliente". Podéis imaginar la cara que puse. Sí, la mismita que estáis poniendo vosotros ahora mismo. Yo, totalmente vencido, le dije al taxista que subiera a la habitación, porque a mí ya me daba igual. Al rato baja el hombre (me refiero al taxista) algo enfadado. "Que el hombre no tiene efectivo para pagar" "¿Y qué puedo hacer yo? Si el cliente me hubiera llamado, diciendo que ha llamado a un taxi y que le cargara todo a la habitación, pues tranquilamente le habría pagado al taxista y habría cargado el coste total a la habitación". Hace un rato, he visto que la compañera de mañana me envió un mensaje con la consecución del caso: que llega el taxista, se llama al cliente, y éste le pide que pase luego, que "se encuentra mal". Vamos, que el taxista, además de puta, ha tenido que poner la cama.

Otra cosa surrealista que me ha pasado, ya hoy, es otro cliente, de otro grupo. Me llama a eso de la una o dos de la mañana (no estuve muy atento al reloj), pidiendo acceso a Internet. Le comenté que tenemos red WI-FI, y el hombre me dice: "¿En qué cadena de la televisión?" Sí, así me quedé yo también, como estáis vosotros ahora. "¿Disculpe?" "Que en qué cadena de la tele está el internet" "En ninguna. El WI-FI es para ordenadores portátiles" "Yo no tengo eso" (y me dio que lo dijo con tono enfadado) "Bueno, le podemos ofrecer el ordenador que tenemos en el hall, pero tiene un coste, dependiendo del tiempo (15, 30 y 60 minutos)" "¿Y por cuánto me saldría 20 horas?" Sí, dijo veinte horas. "Por nada, porque el máximo de tiempo es una hora. Si quiere más tiempo, debe apurar esa hora y si necesita más, pedirlo" "¿Y no me pueden subir el ordenador a la habitación?" "Pues no, porque este ordenador es para todos los clientes, y si quiere usarlo, tiene que bajar al hall" porque es un ordenador de sobremesa (imaginaos tener que subir TODO a la habitación). Pero aquí no acaba la historia con este cliente, porque al rato me vuelve a llamar (a eso de las tres y media de la mañana) preguntando por el coste de una película porno. POR-NO. Yo le contesté que los canales que había en la televisión eran los que se veían. Así que ya sabéis por qué quería 20 horas de internet... (Dios... Ahora que lo pienso, ¡este hombre estará tísico perdido!)

En fin, en cuanto leáis esto, estos dos grupos ya se habrán ido (¡Aleluya!), y yo ya podré reponerme de estas dos noches

viernes, 4 de marzo de 2011

ALCOHOL Y MEMORIA: UNA PAREJA MAL AVENIDA

No sé si ya lo mencioné antes, pero lo vuelvo a decir por si acaso: ¿Tan difícil es aprenderse el número de la habitación? Son dos o tres dígitos. Si los científicos han conseguido de un chimpancé sepa distinguir los números, ¿por qué los humanos no son capaces de recordar uno sólo? Es lo típico de los hoteles, que los clientes no se acuerden del número de la habitación. Pero gracias a Dios, es un pequeñísimo porcentaje.

Pero lo peor es cuando esa persona viene... "prejudicadillo". No sólo no se acuerda de la habitación, sino que se equivoca O_O Sí. He tenido un cliente (de un grupo alojado, ¡cómo no!) que se pasó media hora intentando abrir la puerta de la habitación... cuando su habitación era la de al lado *niega* Y claro, el buen hombre, pues no se le había ocurrido bajarse a la recepción y comentarlo, no. Lo que se le ocurrió fue golpear la puerta (como si la pobre puerta tuviese la culpa de no dejarle entrar). Pero lo peor es que esa primera habitación estaba ocupada. El cliente llamó a la recepción comentando que alguien estaba golpeando a su puerta, como queriendo entrar. Yo le calmé y subí. Al que quería entrar le pregunté si tenía algún problema. "Que no me abre la puerta" "¿A nombre de quién está la habitación?" Y, bueno, no sé si sabéis las conversaciones que tienen los borrachos. Pues éste se trabó en "No me abre la puerta", y yo preguntando el nombre, hasta que me lo dijo. Bajo a la recepción y miro en el ordenador. La habitación era la de al lado, así que cojo la llave y subo. Abro la puerta y le digo que ya está. En ese momento el hombre se acerca y pienso: "Ahora verás cómo me dice que esa no es su habitación", pero no, pero la mirada que puso... Era del tipo: "No me lo creo", y entra en la habitación, como viendo si estaban sus cosas, y al ver que sí, le doy las buenas noches y cierro, y el hombre, antes de cerrar, saca la mano, buscando la llave. Y yo le señalo que la tiene en la pared (las llaves son llaves electrónicas, que se ponen en un cajetín en la pared para que haya luz), y el hombre sin hacer caso. En fin, espero que cuando se levante por la mañana se le haya pasado la moña... *niega*

Si es que, lo que no hace el vino...