Que a los jóvenes de hoy en día nos quiten internet casi significaría la muerte, pero en el caso del trabajo es eso mismo. Desde hace varios años, internet ha sido la gran revelación de la ciencia, y ya todo, o casi todo, se hace con o por internet. Incluido en el trabajo, los hoteles trabajamos con programas por internet, hasta que llegas a tu puesto de trabajo y te dicen que Internet ha caído. Que no puedes hacer nada durante las siguientes ocho horas. Por suerte, en el hotel se consiguió conectar el ordenador de la recepción con el servidor con un cable... de dos pisos de altura (el servidor lo tenemos en el piso inferior al de la recepción). Por tanto, sólo había UN ordenador que tuviera internet en todo el hotel. Tranquilos, que el WIFI sí que funcionaba bien. Lo único, ya que nuestra impresora tampoco funcionaba. Así que me las tuve que ingeniar para poder sacar todos los informes y archivos que saco todas las noches. Lo hice todo como si nada, y, al acabar, guardé todo en un USB y me conecté a otro ordenador cuya impresora sí funcionaba. Y ya.
¿Y las facturas? Bueno, gracias a Dios que, aunque fin de semana, no había mucho, así que saqué copia de facturas y las guardé en sus casilleros correspondiente, por lo que la compañera del turno siguiente tan sólo tendría que añadir los cargos que creara el cliente antes de su salida. A mano. En el papel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario