LIBRO DE VISITAS

lunes, 18 de noviembre de 2013

17/11/2013

Baja una cliente a la recepción por la noche, preguntando si está abierta la cafetería. Le respondo que no, que cerró y sube a la habitación. Al rato (pero al ratísimo) me llama desde la habitación diciendo que le ha desaparecido el móvil. Le hago ver todas las posibilidades posibles (si ha mirado bien la habitación, si lo guardó sin saberlo, incluso si lo tiene en la mano) y me dice que no, que es que alguien habrá entrado en su habitación y se lo ha quitado.

- Lo tenía cargando en la mesilla, y, al subir, desapareció. Sólo está el cargador.
- ¿Le dio la llave de la habitación a alguien?
- Que no, que ha sido en el MINUTO que he bajado a recepción y subir.
- ¿Se ha dejado la puerta abierta?
- Estaba cerrada.
- Pruebe a llamarse a sí misma.

Y ahí quedó la cosa. Media hora más tarde vuelve a llamar.

- Soy la señora de antes.
- ¿Ha encontrado ya el móvil?
- No. Y ha tenido que ser alguien del personal del hotel.
- Eso es imposible, porque ahora mismo estoy yo sólo en el hotel. No hay nadie más.
- No me mienta, que sé que tiene que haber alguien de mantenimiento

(Aclaración: nosotros no tenemos mantenimiento 24 horas, pero sí mantenimiento de guardia, en caso de que pase algo por la noche, llamar y en cinco minutos se presenta en el hotel)

- Ustedes tienen mi llave y han podido entrar.
- Yo le aseguro que nosotros NO tenemos su llave.
- Y una maestra.
- La maestra sólo hay una, y la tengo yo bajo llave.
- Porque usted sabe quién ha sido. Espero que sea honesto y profesional para, no decirme quién ha sido, pero sí que mañana, cuando baje a recepción a pagar la habitación, me devuelvan el móvil.

La mujer siguió dándome charla durante casi media hora más hasta que finalmente colgó (que era lo que yo quería), así que me subí a la habitación, llamé a la puerta y en cuanto me abrió le pedí el número de su móvil y llamé desde el mío.

- No, si está en silencio. En vibración.
- ¿Seguro que ha mirado BIEN por TODA la habitación?
- Pase y compruébelo.

Era lo que esperaba, que me dejara entrar. Con su permiso, revisé todos los cajones y todo el cuarto, mientras yo llamaba y rellamaba. De repente, en un momento de silencio, noto la vibración del móvil y me pongo a buscar. Finalmente apareció: debajo de la cama.

La mujer finalmente me dio las gracias (pero es raro que el móvil, de la mesilla, junto a la cabecera de la cama, acabara A LOS PIES de la cama) y no hubo más problemas (y m'alegro, oye).

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