Hola, ¿qué tal os ha ido el Fin del Mundo? ¿Ha habido extraterrestres o erupciones de volcanes? A mi me ha tocado trabajar la noche antes y después, por lo que me ha pillado la extinción de la Humanidad durmiendo. Pero al menos, me han ocurrido un par de cosas menos "apocalípticas". Os pongo en situación:
Hora: 7:20 de la mañana del 21 de diciembre.
Lugar: Hall-Recepción.
Protagonistas: Recepcionista, camarera y cliente.
Como acabo de indicaros, eran poco antes de las siete y media de la mañana (hora en que da comienzo el desayuno del hotel), y la compañera encargada de los desayunos se acercó a la recepción para... ¡qué narices!, para hablar los dos, ¿pasa algo?
Mientras estábamos en ello, veo bajar por las escaleras del hotel (justo en frente de la recepción, y por las que se accede a los pisos superiores de las habitaciones) a un cliente. Hasta ahí todo normal, ¿verdad? ¡Y si os dijera que el susodicho iba en calzos? Y camiseta. Decoroso y pudoroso el buen hombre, eso sí. Los dos le vemos bajar las escaleras, hasta el piso de abajo (donde tenemos los aseos, el acceso al garaje, la lavandería y las salas de reuniones para los grupos de empresa. Imaginaos la cara que se nos puso cuando le vemos bajar. Sobre todo por las (no)vestimentas. ¿A dónde irá? ¿Al baño? ¿No hay baño en las habitaciones? Eso me preguntó la compañera, medio en broma, medio en serio. Lo mismo el compañero estaba ocupando el baño de la habitación, o no funciona, pero si no funcionara, lo habría dicho en recepción a la que bajaba, ¿no? Cuando iba a ser la hora de abrir el comedor para los desayunos, la compañera se va, pero nos quedamos los dos con la mosca detrás de la oreja por este hombre, así que, si le veía subir, la avisaba con un telefonazo o algo, pero no hizo falta, porque la compañera se asomó por la recepción un momento, el momento justo en que este hombre emergía de las profundidades del hotel y volvía al piso superior donde tenía la habitación, no sin antes comentarnos "que había ido al baño".
Y esta noche (la siguiente), me llaman al teléfono (a la centralita, vamos). Me responde un cliente que acababa de entrar diciendo que no le abría la puerta. Nuestros teléfonos tienen identificador de llamada, por lo que sabemos si nos llaman de una habitación, de un departamento o si es una llamada externa. A mí me salía llamada externa. Vamos, que el hombre, por no acercarse a la recepción, llamó al teléfono desde su móvil. Un vago, vamos. Este hombre prefería gastarse dinero en vez de suela.
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