LIBRO DE VISITAS

lunes, 5 de agosto de 2013

SORPRESA

¡Buenos días/tardes/noches! (Elíjase según el momento de la lectura).

Hacía ya bastante que no actualizaba, ¿verdad? Y he tenido mis razones: poco o nada que contar unido a que hace poco he estado de vacaciones, pero ya he vuelto y tengo una sorpresa para todos vosotros. Pero antes, debo contaros la excusa más ¿surrealista? para no firmar un ticket de nuestra cafetería. Ya sabéis que los clientes de un hotel, cuando hacen uso de la cafetería/restaurante del mismo, pueden pagar de dos maneras: al momento o cargándolo a la habitación (siendo pagado el día de salida junto a la habitación). Los que optan por el segundo método, el camarero le hace entrega de un ticket que el cliente ha de firmar (a modo de visto bueno para cargarlo a la habitación). Luego, el recepcionista de noche (o sea, yo) ha de comprobar la firma del ticket con la del cliente cuando hizo el check-in (registro a la llegada al hotel) y que sea la misma (porque el cliente puede haberse confundido de habitación a la hora de decírselo al camarero para hacer el cargo).

Bueno, pues tras esta parrafada, os cuento que la otra noche, revisando los tickets del día, compruebo que uno de los tickets, no sólo no estaba firmado, sino que la camarera que atendió al cliente anotó que el cliente no firmó "por motivos religiosos". ¿Qué religión es esa que no puedes firmar un ticket? Luego me enteré de que el cliente era judío, y el día era "sabbath". Yo sé que los judíos, en sabbath, no pueden ni deben realizar ciertos actos, como trabajar, o firmar ciertos documentos, pero, ¿un ticket de una cafetería? ¿Y tampoco pueden tocar los interruptores de la luz? (o eso me contaron). Bueno, agradezco que me aclaréis estos puntos porque reconozco ser bastante inculto al respecto. Pero es que, a primera vista, me pareció muy surrealista.

Y ahora, ya, por fín, LA SORPRESA. Una sorpresa digna del libro de visitas (uy, se me escapó una pista). ¿Preparados?



Sí, se trata del señor Rafael Martos, conocido artísticamente como Raphael, que se alojó en el hotel la noche en que hizo un concierto en el cercano municipio de La Granja de San Ildefonso. Un hombre muy majo, simpático y agradable, que no sólo aceptó hacerse la foto, sino que también tuvo la gentileza de firmarme un disco (quitándome así una espinita que yo tenía clavada desde hace dos años).


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