...Me las paso yo por mi manzano.
Bueno, antes de nada, deciros que he pensado en actualizar esta entrada con un video explicando lo que me ha pasado, pero al final me he decantado por la forma tradicional de escribirlo. Simplemente deciros que tenemos en el hotel alojado un pequeño grupo de alemanes (son diez personas), que van a estar dos semanas largas, pero que ya la están armando.
Veréis: esta gente ya se había quejado bastante del hotel porque somos unos irrespetuosos, que es muy pésimo el servicio, etc... Y a mí anoche me llegaron a las 4 y media de la madrugada que querían comprar tabaco. Yo les digo que ya estaba todo cerrado, pero el hombre se me pone gallito (por no decir que se enfadó mucho) y exigió (Sí, E-XI-GIÓ) que quería su tabaco (para él y sus compañeros). Yo le escucho con toda la sangre fría que pude (porque, en la realidad, me estaba cagando por dentro) y llamé al de seguridad para que se acercara a la recepción (y, de paso, le comento todo). Había que quitar la alarma de esa zona (porque se pone por la noche). Cuando llegó, les llevó hasta donde teníamos la máquina de tabaco (en la cafetería), y ya con la alarma desconectada. Pero, ¡ay, mamá!, que no encontraba el mando de la máquina, y estos hombres quejándose. Y no sólo eso, que además, unos se pudieron a ponerse cerveza de la barra.
El de seguridad llamándoles la aténción (que menudo es él para estas cosas), y los hombres estos diciendo que se van a quejar al director. Pues por mí, ¡que se quejen! El hotel tiene unos horarios y unas normas que son para todos, así que, por mí, como si eres Obama: si la cafetería está cerrada a esa hora, pues te callas. Y luego me amenazan diciendo que si no se les trata bien, el lunes se cogen y se largan del hotel. Y yo, por dentro, saltando de alegría. En fin, esta noche me enteraré qué ha pasado... Ya os diré a todos *cruzando los dedos*
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